domingo, 10 de agosto de 2008

Ecosofía: Se vale soñar

Luis Tamayo Pérez
La Jornada Morelos

Un comunicado de Europapress (28/06/2008) nos informa de la nueva planta de tratamiento de residuos sólidos para la generación de biocombustibles construida en Edmonton, la capital de la provincia de Alberta, en Canadá: “La ciudad ha firmado un acuerdo de 25 años con GreenField Ethanol, el principal productor de etanol de Canadá, y Enerkem, una destacada compañía dedicada a la tecnología de los biocombustibles.
Las instalaciones de biocombustibles, con un valor de 70 millones de dólares canadienses, producirán inicialmente 36 millones de litros de biocombustibles al año, reduciendo la huella de dióxido de carbono (CO2) de Alberta en más de 6 millones de toneladas en los próximos 25 años, “lo que equivale a una reducción anual de 12,000 automóviles”. “Esta asociación única con las compañías privadas y los gobiernos provinciales se basa en el liderazgo mundial en el tratamiento de residuos municipales”, indicó el alcalde de Edmonton, Stephen Mandel. “Nos permitirá conseguir una contribución notable en la reducción de los gases de efecto invernadero, convirtiéndonos en la principal ciudad importante de Norteamérica en conseguir un desvío del 90 por ciento de los residuos residenciales de los basureros”.
Los canadienses ¡están logrando transformar su basura en biocombustibles! En vez de simplemente desecharla y arrojarla a rellenos sanitarios ¡obtienen una gran cantidad de energía de su basura!
Lograrlo ha implicado una importante inversión pero… ¿no vale la pena? Estoy seguro que a un proyecto así ningún cuernavacense se opondría.
Desgraciadamente, en nuestro estado las cosas ocurren de otra manera. Nuestras autoridades municipales y la empresa Pacsa, desoyendo las conclusiones de nuestros mejores científicos (que alertan sobre el gravísimo error que constituye construir en lugar tan permeable como Loma de Mejía el relleno sanitario por la irremediable fuga de los venenosos lixiviados) han empezado la construcción de un relleno sanitario que dañará gravemente, en los años venideros, la salud de los habitantes situados al sur de dicho depósito (el sur de Cuernavaca, todo Temixco y parte de Jiutepec).
Y todos los que generemos basura seremos cómplices de ello… a menos de que empecemos ya a reducirla, reutilizarla y reciclarla.
Afortunadamente, eso es algo que todos podemos hacer. Sólo tenemos que seguir el ejemplo del pueblo de San Antón:
Primero debemos ponernos de acuerdo con nuestros vecinos para adquirir varios contenedores (simples tambos o sofisticados contenedores de basura) que nos permitan separar la basura en sus diferentes tipos:
Orgánica; plásticos (previamente enjuagados); vidrio; metal; papel y cartón; basura mezclada (pañales, toallas femeninas, restos hospitalarios, ropa).
La basura orgánica (follaje y restos de comida, excepto huesos y restos cárnicos) se puede convertir en un magnífico abono gracias al proceso de compostaje: basta sólo construir un cilindro con metro y medio de malla de gallinero (No. 6) y verter en ella los residuos orgánicos, removiéndola diariamente y teniendo cuidado de que siempre esté un poco húmeda y cubierta de una capa de tierra (para evitar la creación de fauna nociva).
Los residuos óseos y cárnicos no pueden verterse al compostero, deben enterrarse pues necesariamente producen fauna nociva. Después de unos tres meses podrá extraer la tierra del fondo del compostero y utilizarla como abono en su jardín o en su huerta. Es de primera calidad.
En segundo lugar debemos evitar comprar productos de unicel (pues es un material terriblemente contaminante y no reciclable) así como pilas de todo tipo (desde las minúsculas y terribles pilas de reloj, pasando por las alcalinas y de celular, hasta las de computadora).
Afortunadamente existen muchos centros de recolección de las contaminantes pilas en muchos lugares (la UAEM, UPN, el Cidhem, etc.). El tetrapak lo reciben en la tienda Superama.
Finalmente, la mayoría de los plásticos, vidrio, metal y papel y cartón se pueden vender en los múltiples centros de reciclaje distribuidos por toda la ciudad.
En el pueblo de San Antón es con las ganancias generadas por dicha venta con las que se paga a los encargados de recoger la basura de la comunidad.
Siguiendo estos sencillos procedimientos su comunidad sólo tendrá que entregar al camión recolector la basura mezclada (y eso no constituye ni un 10 por ciento de toda su basura). De tal manera ni usted ni su comunidad serán cómplices de los graves problemas que generará la construcción del relleno sanitario de Loma de Mejía.

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