El giro que ha dado el asunto del relleno sanitario en Loma de Mejía es señal de que finalmente, en Cuernavaca será realidad un proyecto que no sirve y que dañará al medio irremediablemente. Se imponen los negocios, la ganancia de unos pocos por encima del interés y del bienestar general.
El problema es el futuro. Tanto en Morelos como en el país, se acrecienta la impresión de que el gobierno, sus funcionarios y sus políticos laboran solamente en pro de su fortuna personal, mientras la protesta y la organización social crece y construye su rebeldía al extremo. Por lo pronto ya no hay punto medio, o como se dice “no hay para dónde hacerse”. El grueso de la población ya padece al capitalismo salvaje en la pérdida de soberanía y el consentimiento de la corrupción en aras de los intereses de un empresariado nacional rapaz, ante el abusivo gigante trasnacional y el imperio estadunidense. Las dos marchas de ayer en Morelos, la de los opositores al relleno en la capital y la del magisterio, demuestran que la energía de la emergencia popular no cesará ante la mezquindad de los gobernantes.
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