domingo, 13 de julio de 2008

Un espacio para el cuerpo: El cuerpo de nuestra tierra

Lorraine Krohnengold
La Jornada Morelos, 13 de julio de 2008.

Imposible que en este espacio para el cuerpo y sus haceres, necesidades y deseos no hagamos una mención alarmada por la construcción del relleno sanitario que sigue en proceso en Loma de Mejía, a pesar de las múltiples oposiciones fundamentadas hechas por escrito y a través de todo tipo de actos y manifestaciones que siguen teniendo lugar en distintos puntos de la ciudad de Cuernavaca.
Si aprendiendo a separar para convertir en composta nuestros desechos podemos volvernos todos alquimistas transformando el residuo orgánico, es decir, de lo que comemos, en el oro que representa crear tierra nueva, ¿por qué no lo hacemos? Pudiendo incluso los ciudadanos de Morelos ganar dinero reciclando la materia inorgánica, es decir papel, cartón, metal, plástico con el nuevo programa lanzado en mayo por el Instituto Nacional de Recicladores (Inare),* ¿por qué le damos prioridad a otras cosas cuando lo que hacemos con el cuerpo de la tierra está directamente relacionado con nuestro propio cuerpo?
Recordemos que todo lo que respiramos llega a nuestros pulmones y de allí recorre nuestro torrente sanguíneo y que las enfermedades respiratorias son las más comunes en los países industrializados; que toda la energía que necesita nuestro cuerpo, así como las materias primas para el crecimiento y la reparación de sus estructuras proceden de la comida y bebida que ingerimos, y que, por lo tanto, la calidad del aire que inhalamos, el agua que bebemos y de la tierra de la cual provienen nuestros alimentos es crucial para nuestra salud. Todo esto va a resultar irremediablemente deteriorado si prosigue la construcción de este relleno sanitario en Loma de Mejía donde hasta ahora se gozaba de un ambiente limpio y puro.
Si existen personas como Virginia Espino, quien ha hecho y sigue haciendo incansablemente la labor gratuita, salvo en casos especiales, de enseñar cada pormenor de lo que es reciclar y hacer composta en todos los rincones del estado y otras partes de nuestra república, ¿qué estamos esperando?
Y ya hecho el desecho, ¿por qué la insistencia en construir un relleno sanitario donde tanto daño se le hace al subsuelo y a la gente que ahí habita habiendo otras opciones?
Así como podemos encargarnos de prevenir, disolver y eliminar nuestras propias enfermedades, todavía podemos disolver los tumores y detener y restaurar la enfermedad terminal en la que hemos sumido a nuestra Tierra.

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