El ex alcalde de Cuernavaca Jesús Giles Sánchez advirtió que el cierre del relleno sanitario en Loma de Mejía podría causar un grave conflicto social comparable con la crisis de la basura en 2006. Aceptó que el contrato con PASA puede ser rescindido.
El diputado federal plurinominal reconoció que el contrato mediante el que el Ayuntamiento de Cuernavaca otorgó a la empresa Promotora Ambiental de Cuernavaca (PASA) la concesión para la recolección y destino final de los residuos sólidos si puede ser rescindido.
Y es que desde su campaña política, Manuel Martínez Garrigós prometió a los cuernavacenses el cierre del relleno sanitario de Loma Mejía, intención que parece continuar por lo menos en los proyectos que se revisan dentro del proceso de entrega-recepción de la administración municipal.
Consecuencias
“Pueden existir dos escenarios, el primero efectivamente es la recisión y el segundo es la revisión o el mejoramiento del mismo, creo que deben revisarse con mucho cuidado las cosas”, opinó Giles Sánchez.
También evaluó dos consecuencias fundamentales de tal intención, una de carácter económico que podría ser importante, pero otra todavía más delicada en el plano de lo social.
El sólo hecho de la rescisión de un contrato implica que el ayuntamiento podría tener que cubrir cláusulas de cancelación, que significarían importantes costos en materia presupuestal para una administración que requiere de los mayores recursos para operar.
Sin embargo el principal costo, refirió Giles Sánchez, sería el social, porque el servicio podría nuevamente entrar en una crisis como la de finales de 2006, además de que el proyecto en Loma Mejía activó compromisos con sectores que obtienen sus ingresos del procesamiento de la basura y que automáticamente se quedarían sin fuente de trabajo.
“En lo particular creo que sería un retroceso, porque hoy la basura está controlada de manera responsable, con recolección oportuna y una disposición final que no daña al ambiente”.
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