Los tiempos en que los gobiernos construían caminos y carreteras en que el trazo únicamente tomaba en cuenta la necesidad de hacerlo menos peligroso han quedado en el pasado más remoto.
En ese entonces, era lo más natural derribar unos cientos o miles de árboles en las sierras, para que el país quedara mejor comunicado por tierra.
Pero los tiempos han cambiado. La irracional explotación de la riqueza silvícola y los elevados niveles de contaminación, obligan ahora a cuidar los bosques para mantener el equilibrio ecológico y permitir la recarga de los mantos acuíferos del subsuelo.
Por ello es justificada la preocupación de grupos ambientalistas de Morelos ante la construcción del libramiento Norponiente cuyo trazo pasaría por el corredor biológico Ajusco-Chichinautzin.
Además de los miles de árboles que sería necesario quitar para hacer esa carretera, la intensa circulación vehicular contribuiría a elevar los niveles de contaminación.
Estos grupos han solicitado al presidente Felipe Calderón Hinojosa que intervenga para evitar este ecocidio.
Es indudable que las obras públicas son necesarias y máxime cuando se trata de carreteras que permitan una mejor comunicación en el estado.
Sin embargo, no deben ser planeadas a costa de la afectación del medio ambiente porque ello constituye un atentado a la salud pública.
No hay comentarios:
Publicar un comentario